Que Jesús es el Cristo, el Mesías esperado, verdadero Dios y verdadero hombre. Fue concebido por el Espíritu Santo, nacido de María virgen, vivió, murió, resucitó, ascendió a los cielos, reina y regresará al final de los tiempos.
Que las Sagradas Escrituras, Antiguo y Nuevo Testamento, son inspiradas por Dios, las cuales testifican del encuentro de Dios con el ser humano en la historia, fuente de la misión, fe y conducta.
En la existencia del pecado como desobediencia y rebelión del ser humano al mandato divino, resultando en la ruptura de su relación con Dios, consigo mismo, de unos con otros, y con el resto de la creación.
Que la salvación, obra de gracia realizada por Jesucristo en la cruz para los seres humanos, es la restauración de las relaciones rotas por el pecado, para aquellos que creen en Él, reconociendo su señorío. Dicha restauración alcanza a toda la creación.
Que la santidad es un estado adquirido en la conversión y, a su vez, una experiencia progresiva. Cada creyente debe ser enteramente santificado mediante la obra del Espíritu Santo, siendo por ella separado del poder del pecado y plenamente consagrado para una vida de servicio a Dios en el mundo.
Que la iglesia existe para la adoración a Dios, la edificación por medio de las Escrituras, la oración, la comunión, la proclamación del Evangelio, el cuidado de su testimonio y la celebración de las ordenanzas. Su misión es la urgente evangelización del mundo, entendida ésta como el anuncio del reinado de Cristo en la historia.
Que habrá una resurrección corporal de los justos y de los injustos; los primeros, resucitados para la vida eterna y los segundos, para condenación eterna.