Desde el 30 de agosto hasta el 02 de septiembre, se realizó en la Iglesia ACyM de San Bernardo, el Programa de Entrenamiento Teórico-Práctico Manarah Latino. Una capacitación organizada por la Red de Misiones del Distrito Metropolitano, y que busca crear puentes de acercamiento con el mundo musulmán, y compartir estrategias que permitan llevar la Palabra de Dios hasta ellos. Porque tal como se señaló por parte de los expositores, “la Palabra de Dios es clara y nos manda a llevar las buenas nuevas del evangelio a toda persona en este planeta. Un grupo de personas que necesita oír el evangelio son nuestros amigos musulmanes. Ellos ya viven entre nosotros y tenemos una oportunidad única de enseñarles con nuestros dichos y con nuestros hechos lo que significa ser un discípulo de Cristo”.
Este entrenamiento reunió a hermanos y hermanas aliancistas tanto a nivel distrital como de otras regiones, por ejemplo de Osorno y Temuco; pero también contó con la asistencia de hermanos/as provenientes de otras denominaciones e instituciones misioneras, que tienen en su corazón la necesidad de poder llegar a aquellos pueblos que aún no han sido alcanzados con el mensaje esperanzador y restaurador de Jesús. Esta jornada contó con la participación de un equipo de expositores con gran experiencia en el trabajo con comunidades de Medio Oriente, de los cuales tres de ellos, también estuvieron presentes en la Conferencia Misionera que se llevó a cabo en la ciudad de Valdivia hace ya unas semanas. A ellos, también se sumó con su experiencia, una hermana de La Alianza y que actualmente trabaja con están comunidades en el norte del país.
“Por 14 siglos los seguidores del Islam y por dos milenios los seguidores del Cristianismo han afirmado que su escritura es la revelación final escrita por Dios, y que la salvación viene especialmente por medio de su fe. Ambas son religiones misioneras. Así que, intrínsecamente ha habido 14 siglos de conflictos – teológica, social y políticamente. Los musulmanes han sido más resistentes contra la fe en Cristo como salvador que cualquiera otra comunidad de fe”, aseguraron los expositores durante la jornada, por lo mismo, llegar hasta ellos representa sin duda unos de los más grandes desafíos para la iglesia de hoy, sobre todo si se considera la gran capacidad de organización que poseen ellos a la hora de querer entregar a otros lo que consideran y creen profundamente como la verdad.
Cada uno de los asistentes se llevó como tarea la gran responsabilidad de poder bajar la información que recibieron durante esos cuatro días a sus respectivas iglesias, a estar constantemente orando por los misioneros que también se encuentran trabajando cada día por llegar hasta estas comunidades que necesitan tanto de Dios, pero también por aquellos que han de conocer al Señor. Este tiempo sirvió, además, para poder escuchar testimonios de familias completas que han vuelto su mirada a Cristo, dejando atrás años de costumbres y religiosidad, lo que solo ha sido posible por la misericordia de nuestro buen Dios, y la entrega de hombres y mujeres que han entregado su vida a las misión.