Durante la primera semana de julio pudimos concretar por segunda vez un hermoso proyecto que, como juventud, nos llena de alegría. Desde el año 2022 el Señor comenzó a abrir puertas para volver a vincularnos con las misiones, y a plantearnos desafíos con respecto a cómo generar instancias que permitieran a los jóvenes participar de ellas. A principios de ese año, tuvimos el primer acercamiento a la base misionera en Iquique, donde conocimos el trabajo que se estaba realizando y la latente necesidad que posee la comunidad musulmana con respecto a la educación, y lo difícil que es para los niños y niñas poder adquirir el idioma. Aunque muchos de ellos nacieron en Chile, sus madres no saben comunicarse en español, y lo hacen solo en su idioma natal, lo cual hace difícil la tarea de poder integrarse a la cultura educativa chilena.
A raíz de esto, Dios comenzó a inquietar nuestros corazones para poder ser un aporte en ese lugar, generando un proyecto en donde pudiéramos experimentar una vivencia transcultural y aportar con lo que se nos dio como herramienta: nuestras profesiones. Y así fue como en julio del año 2022 logramos llevar a cabo el primer Operativo Pedagógico, en donde atendimos a cerca de 35 niños y niñas con distintas necesidades educativas y brindamos algunas charlas a las mujeres de la comunidad. Este año nos planteamos nuevos desafíos que nacieron al ver algunas dificultades en la primera experiencia, como la necesidad de incorporar más profesionales al equipo, formando de esta manera un grupo de 14 jóvenes de diferentes iglesias del país, y entre los que se encontraban profesoras de educación básica, educación diferencial, educación física, profesor de inglés, enfermera, psicóloga, terapeuta ocupacional y fonoaudiólogas.
Con este segundo Operativo Pedagógico, ejecutado entre el 03 y 12 de julio, logramos reunir a más de 50 niños y niñas, desde los 5 meses hasta los 16 años en la mezquita, y ayudar con actividades que pudieran reforzar las asignaturas de Lenguaje, Matemáticas e Historia, mientras que en paralelo sus madres y otras mujeres de la comunidad, recibían charlas sobre herramientas para la crianza y el autocuidado. Cada uno de los jóvenes que participaron de este evento, pusieron a disposición sus profesiones y recursos para ser utilizados para el avance de su obra. Si bien, hablar de Jesús y su sacrificio no era posible de forma explícita, pudimos mostrar su misericordia y amor a través de cada una de las actividades que se realizaron con los niños, niñas y mujeres; cada sonrisa y ayuda que pudimos brindarles, muestra que deseamos que en algún momento Jesús se revele en sus vidas.
Al mismo tiempo que se realizaban todas las labores en la mezquita, también pudimos ser parte de forma activa en la capacitación misionera mediante los devocionales, la música y el servicio, finalizando la semana con un culto unido el día sábado entre los jóvenes y juveniles de Alto Hospicio e Iquique. Sabemos que todo este trabajo y acercamiento a la misión es posible gracias a nuestro Dios, quien mostró la necesidad de comenzar el primer acercamiento a la comunidad hace aproximadamente 12 años. Damos gracias a nuestro Señor por cada una de las personas que han estado involucradas en el trabajo con la comunidad musulmana desde sus inicios y a la que hoy podemos tener acceso gracias a una preocupación por la vida de mujeres pakistaníes residentes en la ciudad, partiendo por un evangelismo relacional e integral. Deseamos que cada mujer, niño y niña con los que pudimos compartir, tenga un encuentro con nuestro Salvador, y como jóvenes queremos ser parte de ello.
En nuestro corazón está el desafío de poder seguir implementando este tipo de actividades transculturales, mostrando a Jesús a través de nuestras profesiones, talentos, capacidades, personalidades y cada una de las herramientas que nos ha dado nuestro Señor, que otros jóvenes puedan participar de estas instancias, comiencen a amar la misión y entiendan que todo lo que tenemos es para mostrar a otros el amor de Dios. Agradezco de forma personal a cada uno de los que participó en esta actividad, a quienes dispusieron de sus profesiones, tiempo y recursos para ir, pero también a quienes los enviaron, a las iglesias que respaldaron su participación, a cada hermano y hermana que nos cubrió en oración; a los hermanos y hermanas que nos acogieron y brindaron espacios en sus casas para recibirnos, y por sobre todo, agradezco a Dios por darme la oportunidad de poder aportar en una pequeña parte en la misión. Toda la gloria sea para el Señor.
“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”. – Colosenses 3:17
Escrito por Solange Molina Aguayo, secretaria JEA Nacional